Amar no es suficiente hay que educar a los hijos pequeños

TE QUIERO Y POR ESO TE DOY TODO LO QUE ME PIDES, El amor es ciego, pero no debe serlo tanto, porque eso daña al niño. No se trata de hacer escasear el afecto ni de restringir las manifestaciones de cariño, sino de amar en el sentido más genuino y provechoso para el pequeño es por eso que hoy hablaremos de como educar a los hijos pequeños.

LAS REGLAS DEL JUEGO

Por eso son importantes los límites y las reglas:

Para que los miembros de la familia conozcan cuáles son «las reglas del juego». Ninguno de los hijos debería ser el centro del universo de una familia; ni siquiera el niño con alguna limitación física grave o enfermedad.

Cada miembro de la familia tiene sus derechos y también sus obligaciones (pequeñas para los niños, muy grandes para los adultos).

La percepción del niño en este modelo familiar en el que hay colaboración entre los diversos componentes de la familia y se respetan los derechos de cada uno, permite formar la base de la convivencia, que es uno de los objetivos principales que se le deben enseñar al niño y conocer las normas que rigen la sociedad en que le tocó nacer y vivir.

Ya quedó establecido entonces que los regalos no sustituyen al cariño de los padres, aunque sean obsequios muy costosos. Es importante, sin embargo, que se proporcionen juguetes al niño, ya que el juego es uno de los elementos más significativos en su vida. La elección del tipo de juguetes es de suma importancia, ya que deben ser apropiados para la edad e intereses del niño y de construcción firme (que impida que los niños se corten o lastimen de alguna manera).

Hay juguetes adecuados para bebés, niños que ya gatean, que caminan.. Y así para cada una de las etapas de la vida del pequeño.

Los juguetes son para ser jugados. Esto parece algo obvio, pero no lo es, ya que en ocasiones son regalados al niño juguetes que tienen que ser guardados dado lo inconvenientes que resultan. Por ejemplo: una muñeca que se desarma y tiene piezas muy diminutas es un mal regalo para una niña de tres años de edad; una trompeta o cualquier instrumento musical es inadecuada para un niño cuyos padres exigen tranquilidad dentro de la casa un tren eléctrico es demasiado refinado para un niño de cuatro años. Así se pueden citar muchos ejemplos.

Pero en la actualidad muchos padres se van ya directamente por juegos de video o aplicaciones en teléfonos donde ya solo pagan el jugo y dejan al niño horas y horas con el teléfono o tableta lo cual también está mal.

El juguete no necesita ser complicado, costoso, electrónico ni de moda para que sea de utilidad al pequeño. Lo más importante es la imaginación, la que durante mucho tiempo estuvo orientada hacia los cuentos de hadas y de príncipes y ahora se dirige hacia seres monstruosos del espacio o zombies… a hechos violentos y destructivos que deben ser evitados, ya que aunque la violencia es un fenómeno real en nuestra sociedad, no debería ser alentado (ese es un punto de vista particular).

EL SIGNIFICADO DE DAR AMOR Y SABER EDUCAR A LOS HIJOS PEQUEÑOS

El amar al hijo es entonces cuidarlo, respetarlo y proporcionarle todo lo necesario para un desarrollo armónico y óptimo. No significa ceder a sus caprichos (complacerlo en todo) ni permitir que se convierta en un ser egoísta y tiránico, irrespetuoso para con sus padres y demás personas; carente de limitaciones y normas y eso es parte de saber educar a los hijos.

QUIEN AMA DEMASIADO YA CIEGAS, NO SABE AMAR TE AMO, PERO TU ME PERTENECES

Una forma de amar con exageración es el pretender controlar la vida de la persona amada, aun cuando se desee lo mejor para ella. Esta forma absorbente y dominadora de expresión no corresponde a un amor verdadero, sino más bien a una relación de pertenencia entre una persona y otra.

Los hijos pueden llegar a ser considerados como una propiedad de los padres, ya que les dieron la vida, los crían y atienden en todas sus necesidades; les han costado esfuerzo, desvelos, cansancio y sufrimiento. Consideren entonces que tienen más que suficientes derechos para controlar la vida de sus hijos. Es algo así como una deuda contraída por los pequeños, que debe ser pagada con obediencia ciega y aceptación de todo lo que indiquen los padres.

Parecería haber una contradicción al afirmar que los padres deben guiar a sus hijos y responder por su educación, ya que es derecho y a la vez obligación de los progenitores, lo cual constituye uno de los puntos centrales de esta serie de artículos que estamos poniendo en el blog de Ana Vegana, que no deben controlar la vida del hijo como si fuera la propia.

No hay tal oposición en estos puntos de vista, ya que es cuestión de grado. Una cosa es guiar, la otra es controlar.

Lo primero es válido; lo segundo no.

El niño requiere apoyo, seguridad, orientación y supervisión por parte de sus padres. Es una persona en desarrollo; le falta conocer y aprender mucho; no puede ser responsable de sí mismo; no puede vivir sin la protección de sus padres. Es vulnerable, puesto que depende de otros para su crecimiento normal. Por ello, es posible que algunos papas exageren la nota y además de cumplir con las responsabilidades mencionadas, quieran dominar casi en un 100% la vida de sus hijos.

Este interés para controlar al niño puede abarcar todo lo que hace o deja de hacer y a veces más: lo que el niño piensa y siente, es pretender invadir su intimidad y hacer de su vida un apéndice, únicamente, de la vida de su padre o de su madre.

FORMAS DE IMPONER CONTROL AL NIÑO

Las formas en que los padres tratan de controlar por completo la vida de sus hijos son variadas.

Unas se basan en sugerencias; otras, en imposiciones o en una combinación de ambas. A veces, se divide el trabajo de tal manera que el padre se convierte en el «castigador» o el ogro para todas las malas acciones que el niño haya realizado y que la madre la buena al final del día.

Esta función la realiza también la mujer, pero menos frecuentemente.

Los castigos se convierten en la manera de imponer una determinada conducta al niño. Pueden ser castigos físicos, tales como nalgadas o «cinturonazos», o prohibirle la realización de algo placentero; por ejemplo, ver la televisión, jugar con su tableta o teléfono o visitar a sus amiguitos o salir simplemente de su cuarto. Hay castigos más crueles, pero esto ya forma parte del tema del niño maltratado.

Esta forma de presión para que el niño haga o deje de hacer determinadas cosas da un resultado temporal o incompleto en virtud de que no hay una aceptación, en buenos términos, del niño a quien se imponen estas medidas disciplinarias.

Otra manera de tratar de controlar la vida del niño es hacer una especie de «cambalache» por medio del cual este es comprometido a comportarse de una forma escogida por los padres y a cambio recibirá su aprobación y consentimiento. Es el caso del denominado «niño bueno»que cede su libertad a cambio de la aceptación.

Esta es una forma de educación muy presionante para el niño, y ya que restringe su creatividad y espontaneidad y tiene que aceptar ser de una forma que se contrapone a lo que realmente desea y por ello se siente entre la espada y la pared.

EL AMOR COMO EQUILIBRIO ENTRE CONTROL Y NORMAS

Así, entonces, la expresión de amor de los padres para con su hijo es de un justo equilibro entre la libertad y el cumplimiento de las normas. El niño no es como el cachorro de un león a quien se le alimenta y protege, pero a la vez se le impone la voluntad absoluta del padre o de la madre.

Si bien los padres son las primeras personas con las que el niño aprende la convivencia social, es importante que aprenda a relacionarse con otras personas; a reconocer la autoridad de otros parientes y maestros. De ambos padres recibe indicaciones y debe ser igualmente obediente, ya que se da el caso de que el niño obedezca solo a uno de los padres y el otro sea dejado de lado por resultar demasiado blando o tolerante.

El mundo del niño amerita respeto sin que esto signifique permitirle que haga lo que se le da la gana solamente por ser niño, o como dicen algunos padres:

«Tiene derecho, por ser mi hijo». Esta forma de «consentimiento» exagerado que permite al niño una conducta desordenada, es en ocasiones la forma como los padres tratan de controlar la adhesión de la criatura a los deseos de uno de ellos (o de ambos). Se le permite libertad total, más bien libertinaje, siempre y cuando sea obediente con quien otorga tal permiso.

Otros padres que tratan de gobernar por completo la vida de sus hijos emplean normas muy rígidas para hacerse obedecer.

Imponen reglas para todo: Hay un calendario y horario para cada una de las actividades cotidianas. El niño se halla entonces situado en un mundo muy estrecho dada la multiplicidad de prohibiciones.

Se le indica, por ejemplo, lo que debe comer, cuándo, cómo y donde, los amigos le son escogidos; su ropa es seleccionada por los padres, así como los juegos, los programas de televisión, el horario para levantarse, comer,
descansar, jugar y divertirse. No hay nada de vida privada para este niño, ya que las nomas, que en general son pertinentes y adecuada para todos los niños, se convierten, cuando son exageradas, en una forma de limitación y ahogo tanto para su curiosidad y creatividad, como para su entusiasmo.

Se le cortan, literalmente, las alas puesto que su vida está dictada hasta en los más mínimos detalles por sus padres. Esto es de hecho una mutilación a la personalidad del niño, el cual se convierte en una sombra o un remedo de la imagen de sus padres o de sí mismo, ya que en realidad no es él, sino alguien impuesto.

Esta forma de «absorbencia» de la vida del niño puede no ser identificada por los padres como algo inadecuado y lo más probable es que ellos tengan la mejor intención de proporcionar al hijo lo que consideran es lo más conveniente para él.

La intención es buena y las acciones tomadas por los padres son hasta cierto punto convenientes para el pequeño. Lo que resulta inadecuado es el grado tan extremo en la aplicación de esta, ya que no se deja nada de libertad, sino que todo ello se halla sujeto a las disposiciones de los padres.

LA LIBERTAD DENTRO DE CIERTOS LÍMITES ES SABER EDUCAR A LOS HIJOS

Es importante entonces que al niño se le cuide y vigile; también que se controle la mayor parte de su vida (pero no toda). El niño tiene el derecho a una porción de vida privada. Tiene el derecho, por ejemplo, a disponer de su cajón de juguetes como le plazca o a seleccionar el juego que más le agrade, o a utilizar su «domingo» como mejor le parezca. También a tener conversaciones privadas con sus amiguitos, directamente o por teléfono; a ponerse la ropa que le agrade y a peinarse como le siente mejor.

La participación de los padres para educar a los hijos se encaminará a evitar que pueda sufrir algún daño en su cuerpo o mente. Por ejemplo, si le agrada jugar con fuego debe ser prohibido, lo mismo si tiene, un amigo pendenciero o si desea ver un programa de TV lleno de violencia. Tampoco le estará permitido lastimar a otras personas, ni a los animales domésticos o silvestres.

La libertad tiene sus límites para todos, incluyendo a los niños. Libertad para creatividad, para el desarrollo de la natural curiosidad infantil, es uno de los mejores dones que el niño No equivale a desenfreno, falta de respeto, ni justifica la mala educación.

La edad infantil es una época tan bonita que debería ser protegida de las intromisiones innecesarias de los adultos y si bien los padres tienen todo el derecho (y obligación) de atender, proteger y supervisar la vida de sus hijos, existe también el respeto a la individualidad del niño, a las características peculiares de su manera de ser.

De tal forma que, de una personita irresponsable, se vaya convirtiendo poco a poco en un adulto consciente, gracias al apoyo de sus padres y de otras personas que influyen en él, tales como sus profesores y parientes, espero les esté gustando esta serie de artículos que estoy poniendo en mi blog hoy hablamos de como educar a los hijos  pequeños y  lo hago de todo corazón un saludo Ana Vegana.

 

Deja un comentario