Dietas y Obesidad parte 1

Hoy voy a poner un articulo que investigue sobre las dietas y obesidad muchos de mis lectores en el blog me pidieron, que hablase de este tema, pues me di a la tarea de invertigar y les traigo este articulo que consta no se si de 2 partes por lo extenso que se ira dando o inclusive hasta 3 partes espero les sirva a todos ustedes saludos su amiga Ana vegana.

En nuestra sociedad y hoy más en el 2021, los hombres y mujeres que pesan más de lo debido no son atractivos. Y puesto que además, su salud deja mucho que desear, son en gran mayoría los médicos los que les recomiendan a los obesos que pierdan peso; sin embargo, más que la salud, es el efecto estético lo que les hace escuchar estos consejos a dicho grupo de la población a nivel mundial.

Cuando los individuos obesos pierden peso, muy raras veces logran mantener esta pérdida. Por lo general los doctores hablan constantemente de estos obesos como los yo-yos, (lo que muchos conocen como rebote) quizá lo que hacen esos médicos es burlarse, en lugar de dar una respuesta adecuada al problema.

Nos han lavado el cerebro para que creamos que solo existe una manera de perder esos kilos no deseados, la reducción del contenido de calorías de nuestras comidas, una situación penosa y que provoca hambre, que nos exige que pasemos el resto de nuestras vidas comiendo menos de lo necesario para lograr un bienestar físico.

Es cierto que la restricción de calorías puede controlar la obesidad en muchas personas, pero es totalmente falso que sea el único método.

Desde luego, en estos momentos millones de personas ya saben, por su propia experiencia personal, que existe
una alternativa para estos programas de hambre; han averiguado que, al eliminar de su dieta la mayor parte de los carbohidratos que sus cuerpos no pueden utilizar (o mejor dicho metabolizar) de un modo adecuado, no solo pierden el exceso de peso, sino que eliminan el hambre y experimentan un incremento de su energía y obtienen una satisfactoria sensación de bienestar físico y emocional, fenómeno raras veces observado entre los que siguen dietas de bajo contenido en calorías.

El hecho es que demasiadas personas todavía siguen pensando en una dieta solo como una forma de perder peso, un modo de vida que debe ser abandonado cuando se ha logrado la pérdida de los kilos superfluos.

Pero no es eso lo que representa un régimen. La palabra «dieta» viene del latín diaeta y del griego diaita, que significan modo de vida o «régimen», y la definición que nos da el diccionario es: «lo que come y bebe habitualmente una persona o animal; su alimentación diaria».

Las personas que consideran la dieta solo como un programa para perder peso se dan cuenta, inevitablemente, tras repetidas y dolorosas experiencias, que la terminación de la dieta no solo hace recuperar el peso perdido, sino que acarrea además todas las incomodidades pre-dietéticas que acompañan a todas las formas de obesidad.

Esto es particularmente cierto con respecto a la forma de obesidad más común: la que va asociada a la intolerancia con los carbohidratos.

acá ejemplos de pastas que tiene muchos carbohidratos

Cuando el individuo abandona su dieta escasa en carbohidratos, pronto vuelve a notar la fatiga, la presión y los demás síntomas característicos de la intolerancia a los hidratos de carbono, al tiempo que recupera sus antiguos kilos de más. Lo que les quiero decir es que quede bien claro,  que cuando hablamos de «dieta», no me refiero a una rápida pérdida de peso o a un par de semanas con una dieta de choque.

Estoy hablando de una forma de vida, de un régimen, de la alimentación diaria.
La pérdida de peso no significa nada sin su secuela: el control de ese peso. Y el control del peso, a diferencia
de la reducción de peso obtenida mediante una dieta de choque, debe ser un objetivo que dure tanto como la vida; no un fin en sí mismo o un método con el que obtener una finalidad estética, sino algo de una importancia vital
puesto que contribuye a la buena salud,

Como tal, esto no o podemos tomar a juego de ahora si, ahora no; debe, o debería, ser un hábito por cuestiones de salud. Según mi experiencia yo que soy vegana, esto se logra mucho mejor si uno no se concentra en las calorías y recuerda todos los elementos nutritivos, las vitaminas y los minerales requeridos para mantener una buena salud.

De hecho, creo que cualquier dieta debe ser aumentada con vitaminas y minerales suplementarios, no por falta de adecuación de la dieta en particular, sino más bien por lo que se puede obtener gracias a esos elementos nutritivos esenciales.

En lo fundamental, recomiendo este modo de comer de forma que uno pueda disfrutar de una buena salud y tener una sensación de bienestar, así como mantener controlado el peso mientras que al mismo tiempo se evita el hambre.

Una dieta que se deba mantener durante toda la vida ha de ser satisfactoria, al tiempo que efectiva; no solo nutritiva, sino también sustancial, flexible e interesante.

Su principio es él de que la dieta no tiene que plantearse como una breve aventura, sino como una práctica duradera para toda la vida; no como una experiencia dolorosa, sino como un placer constante.

No creo que la mayor parte de los casos de obesidad provengan de la intolerancia a los hidratos de carbono; si no más bien está producida por el comer con exceso… es decir las calorías.

Los que comemos con exceso engordamos, y los que no lo hacen siguen delgados. Lo único que se debe hacer para perder peso es aprender a comer menos calorías de las que quemamos, así que, porque no va a contener carbohidratos en nuestra dieta.

Es cierto que, si uno se excede en comer todo tipo de alimentos que contienen toda clase de calorías, va a engordar  a menos que su metabolismo sea de la variedad de los «nunca engordan», también es cierto que, al reducir el número de calorías por debajo de la cantidad gastada por el cuerpo, se obtiene una pérdida de peso, por desgracia, muchas personas averiguan que no pueden perder peso o que, en el mejor de los casos, solo pueden lograrlo de un modo temporal mediante el doloroso método de reducir las calorías.

La reducción masiva de calorías es una medida drástica y que lleva en sí misma la semilla de su propia destrucción.

Habitualmente, no es posible mantener de modo voluntario una dieta muy restrictiva durante un largo período de tiempo, ni tampoco saludable.

Las dietas de hambre suelen ir acompañadas por efectos secundarios muy poco agradables, y a la larga muchas veces tienen también consecuencias desagradables.

No, ya no es posible aceptar que la forma de perder peso consiste en disminuir el consumo general de calorías. Si,
las calorías cuentan, pero hay algunas calorías que cuentan más que otras.

Y la obesidad es consecuencia de comer con exceso. Pero, en la mayoría de los casos, de ingerir excesivas calorías en forma de carbohidratos.

El concepto de que la mayor parte de los casos de obesidad son consecuencia de nuestra ignorancia en la utilización de los hidratos de carbono que hay en nuestra dieta viene apoyado por algunos hallazgos científicos indiscutibles.

Encontramos niveles de insulina elevados en casi todos los obesos, niveles de triglicéridos elevados en casi la mitad de ellos, diabetes en la mayoría, y bajo contenido de azúcar en la sangre de casi todos.

Cuando estos pacientes que no toleran los carbohidratos son sometidos a una dieta de restricción de calorías que les permite consumir cantidades significativas de estos, no les va tan bien como en una dieta con restricción de carbohidratos. Para el control del peso corporal, sin las consecuencias adversas para la salud y la sensación de malestar producido por una fuerte disminución de las calorías y el pasar hambre, la reducción de los hidratos de carbono en la dieta es un método que, con mucho, resulta más práctico, más aceptable, más eficaz más agradable.

A través de una cuidadosa supervisión personal de diez mil pacientes obesos, que se hizo a finales del 2019 en Estados Unidos  descubrieron que el hecho de disminuir los carbohidratos hasta un nivel que se aproxima al «cero biológico», le coloca a uno en la dieta más eficiente que jamás haya observado.

Deben saber que el «cero biológico» se traduce por «cero para todos los efectos prácticos».

Buen número de alimentos en los que habitualmente no pensamos como fuente de hidratos de carbono contienen, en realidad, uno o dos gramos de ellos, de modo que incluso en el nivel «cero» más estricto hemos averiguado que estamos consumiendo alrededor de diez gramos por día.

Una clave para comprender el valor de una dieta con un valor «casi cero» en carbohidratos, es ver el papel de las
quetonas en el metabolismo humano. Quizás hayan oído decir que la quetosis (término empleado para describir la
condición del metabolismo cuando esos compuestos químicos básicos son hallados en el organismo) es peligrosa
v debe ser evitada.

Bueno, pues esas quetonas no son en absoluto peligrosas; son un combustible metabólico vital que tiene una función muy importante en el cuerpo. El  95%  del combustible que poseemos en nuestros cuerpos, por lo menos, se halla bajo la forma de grasas acumuladas que habitualmente son entregadas a la corriente sanguínea como ácidos grasos libres, y que son poderosas fuentes de energía para los tejidos orgánicos, pero que sin embargo no pueden alcanzar el cerebro para llevar a cabo sus funciones vitales.

Pero el cerebro puede utilizar, y utiliza, esas quetonas en mayor cantidad incluso que cuando utiliza la glucosa, que es el combustible que emplea cuando se hallan presentes los hidratos de carbono en la dieta.

Por lo tanto, cuando uno está «en quetosis», lo único que esto significa es que su cuerpo funciona de un modo
muy correcto, utilizando un combustible metabólico valioso que surge de la misma fuente que uno espera lograr eliminar (si es que está tratando de adelgazar): la grasa que se ha acumulado en el propio cuerpo.

Esto solo ocurre durante aquellos momentos en la vida en que los almacenamientos corporales de hidratos de carbono (glucógenos) se hallan a un nivel bajo y, por consiguiente, la dieta biológicamente cero es llamada también dieta que quetonica.
Otra clave para comprender los efectos de la restricción de hidratos de carbono estriba en la comprensión del papel que la insulina desempeña en el cuerpo.

La insulina es una hormona muy valiosa porque sirve para originar una serie de procesos en la glucosa de la sangre y convertirla en energía que podemos utilizar para las funciones vitales.

Pero cuando existe en exceso, como sucede en casi todos los individuos  significativamente obesos, entonces se puede convertir esa glucosa en grasa y, lo que es más puede impedir la transformación de la grasa en el cuerpo, de modo que el individuo tiene dificultades para perder peso.

Hasta aqui termina la primer parte de este artículo, ya que como es muy extenso lo hemos dividido en 2 o 3 partes espera la segunda parte un saludo tu amiga Ana Vegana.

 

Continua la parte 2 de este articulo.

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