Algunas madres dicen: «Estaba tranquila cuando mis hijos eran bebes niños recién nacidos y sabía que estaban en su cuna; ahora que son mayores, tengo que buscarlos por toda la casa o en el patio». De esta forma, la protección que era adecuada para un niño de un año puede no ser conveniente para uno de tres o de ocho años.
Cada etapa infantil tiene sus peculiaridades. No se puede poner una regla uniforme de atención para con los niños. Corresponde a los padres estar al pendiente del grado de capacidades de su hijo para saber hasta qué punto establecer los límites de protección y seguridad.
La sobreprotección puede manifestarse en muchos aspectos de la vida del niño. Puede tratar, por ejemplo, sobre los alimentos que puede comer, la ropa que debe emplear o usar, el tipo de diversiones que se le permiten, él número de amiguitos que puede tener, los sitios a donde es llevado, las experiencias que le son permitidas.
En general, se trata de todas las actividades del niño. La libertad es un derecho del niño: libertad para explorar
su mundo, para jugar y manifestar su vida en la forma que a él le gusta.
Se puede mencionar que el grado de protección conveniente para el niño es aquella que le permite libertad, pero bajo la vigilancia directa o indirecta de sus padres o de otros adultos responsables; que le permite crecer y obtener nuevas experiencias y destrezas; pero sin poner en grave riesgo su vida ni la de los demás; que le permite afirmar su propia personalidad y mejorar su autoestima; que le permite ser aventurado y a la vez no arriesgarse demasiado.
Los niños son frágiles, pero no mucho; son irresponsables, pero hay que enseñarles a cuidar de sí mismos.
Son impetuosos, pero tienen que aprender a moderar sus impulsos. Nadie experimenta en cabeza ajena y en consecuencia los niños aprenden principalmente de sus propias experiencias.
Los padres tienen el deber y la responsabilidad de cuidar a sus hijos, pero no es necesario protegerlos hasta la exageración. Cada obstáculo que el niño vence es un granito de arena más para que logre confianza y seguridad en sí mismo.
Usted, mientras, permita -como padre- que su hijo explore, conozca y experimente. Seguramente sufrirá molestias, golpes y miedo, pero la vida es así. Además, los niños no son tan débiles ni indefensos como parecen. Tienen muchos recursos; son, en ocasiones, más resistentes que los adultos; toleran mejor muchas operaciones y sanan comúnmente con mayor rapidez.
La sobreprotección los limita; corta su libertad; los hace temerosos y dependientes de mami o de papi.
No los deja crecer y desarrollase. Si es usted un padre sobreprotector, no se preocupe demasiado. Su hijo es fuerte; aprende con rapidez; puede seguir adelante. Además, cuenta contigo como padre recuerda eso.
LA FALTA DE APOYO
Si la protección exagerada es un error en la educación de los hijos, el extremo opuesto es decir, la falta de apoyo y protección es también perjudicial para ellos.
Todos los niños necesitan estímulos y protección por parte de sus padres y esto es fácilmente comprensible, ya que se trata de seres pequeños, con pocos conocimientos y experiencia, que están apenas conociendo el mundo y a sí mismos. Carecen de la fortaleza, poder y comprensión de la vida que tienen los adultos.
Por ello, dependen de los mayores para sobrevivir, crecer y madurar desde el punto de vista físico y emocional.
Los mismos adultos necesitan de otras personas para vivir; nadie es autosuficiente y aunque los adultos pueden gobernar su vida como mejor les convenga, siempre es necesaria la colaboración de otras personas para lograr
cierto grado de seguridad y tranquilidad.
¿Qué puede decirse entonces de los niños?; no se pueden comportar como gente mayor porque son niños, ni más ni menos.
La mayoría de los padres se hallan atentos a las necesidades de sus hijos y procuran proporcionarles todo lo que requieran. La madre es, particularmente, la más interesada en dar a su hijo lo que necesita. Esto es evidente en los primeros meses y años de la vida del niño.
Ya cuando el niño es mayor se relaciona cada vez más con su padre y la influencia de los padres se equilibra, ya que ambos participan casi a la par en la educación de su hijo.
En general, es menos difícil satisfacer las necesidades de alimentación y abrigo del niño que sus necesidades afectivas y de desarrollo intelectual. No obstante, es preciso atender las diversas necesidades de la criatura para que logre crecer y desarrollarse sanamente en todos los aspectos.
Con ello se permitirá que se expresen las capacidades dormidas del niño.
La falta de apoyo para el infante se puede manifestar de muy diversas maneras. La mayoría de las veces existe cierto descuido y omisión en la atención del niño.
A veces por la inexperiencia de los padres o la falta de información adecuada, ya que no hay una escuela para padres y muchas de las acciones que realizan son con base en su criterio o bien siguiendo los consejos y opiniones de otras personas… principalmente de los suegros.
Por ejemplo, una de las conductas más comunes que se practican con los recién nacidos y los niños pequeños que aún no gatean es dejarlos en su cama-cuna o cunita una vez que se les ha bañado, alimentado y cambiado de pañales.
El niño queda entonces en un mundo aislado, viendo al techo y privado de la relación con otras personas y objetos interesantes.
Claro esta que el niño tiene que dormir y los bebés lo hacen por muchas horas: la mayor parte del tiempo; Sin embargo, el tiempo que permanecen despiertos deberían tener los estímulos suficientes que les faciliten, su crecimiento mental y emocional.
Cuando no se les proporcionan estos elementos, se puede decir entonces que hay falta de apoyo. Una forma de estimular a niños de esta edad (y del resto de las edades) es estar con ellos, platicarles o permitirles jugar, con objetos de vistosos colores que se cuelgan junto a su cama.
LA IMPORTANCIA DEL CONTACTO CORPORAL
Los niños disfrutan mucho de estas actividades:
Gritar y «chillar» de júbilo; aprenden a utilizar su cuerpecito y a controlar sus manos. Su inteligencia se desarrolla; aprenden con mayor rapidez. No es conveniente entonces dejarlos acostados mientras están despiertos ¡hasta calvos se ponen! y su cabecita llega a aplanarse en la parte posterior de tantas horas que se les deja en posición horizontal, muchas veces forzada, ya que se les envuelve como «tamales»; casi sin poder mover brazos ni piernas).
Esa costumbre debe cambiarse. Ahora es necesario estimularlos lo más posible (no excitarlos); la charla es una buena toma de hacerlo; también la manipulación de su cuerpecito. Es como una práctica de gimnasia par el bebé.
Los juguetes que se empleen deben ser los apropiados, de tal manera que sean irrompibles, pintados especialmente para niños, ya que todo se llevan a la boca si hacen ruido, mucho mejor, como las sonajas.
Es conveniente poner de un lado a otro de la cuna una cuerda de la que cuelguen diversos objetos vistosos (ya en tiendas de juguetes para bebes ya existen este tipo de juguetes), que se muevan con el aire. Se dispone ya de diseños especia les para niños de diversas edades.
Otra forma de estímulo y apoyo para el desarrollo del niño, es la relación que se establezca con otras personas -niños y adultos- de la propia familia y gente de la calle, personas comunes y corrientes. Se puede llevar al niño en su canasto a la sala para que participe de la reunión familiar o con los amigos de sus padres.
También pasearlo por las diferentes habitaciones de la casa y posteriormente llevarlo al mercado, al parque público o simplemente a dar la vuelta a la manzana.
Algunos padres piensan que esto es perder el tiempo, ya que el niño no es capaz de entender lo quite le dicen, o que basta con que una vez lo hayan llevado a pasear al parque para que ese apoyo sea suficiente. No hay tal, ya que el hijo requiere un estímulo constante; variado.
El niño se encuentra en pleno desarrollo. Todos estos estímulos le son muy útiles y necesarios. No deben ser descuidados por los padres. Para los adultos, muchas cosas de su entorno les resultan perfectamente familiares y hasta aburridas; pero para los niños son cosas nuevas que quieren conocer y expedientar.
Con esta forma de apoyo y estimulo, el niño logra avanzar normalmente por las diversas etapas de maduración y control de su cuerpecito y no podrá avanzar normalmente si hay retraso en alguno de los elementos de su vida. La buena alimentación, el sueño suficiente y el aseo corporal son tan necesarios para su bienestar como lo es la relación con sus padres y otras personas o un medio ambiente estimulante y placentero.
El contacto corporal es uno de los aspectos que el niño más necesita. No solamente aquel que se da cuando se le manipula para o se le carga para alimentarlo o se le manipula para bañarlo o asearlo. Requiere también que se le meza, arrulle y cante. También rodar su cuerpecito, aproximarle objetos para que los agarre, jalarle suavemente
Sus manecitas y pies; hacerle cosquillas; en fin, estar junto a él y hacerle sentir la presencia de otra persona.
Esta relación de contacto corporal es necesaria desde que el niño nace, ya que permite atenuar, aunque sea un poco, el difícil trance que constituye el nacimiento.
Al nacer, el niño sale de un medio cálido y agradable a un mundo de luz excesiva, ruido y molestias; es realmente traumático. Por ello, se tiende a permitir una relación muy temprana entre la criatura y su madre a través del contacto corporal. La madre permanece entonces gran parte del tiempo junto a su hijo y no solamente para alimentarlo o asearlo. Esta forma de relación permite crear un vínculo de afecto muy importante para la vida del niño.
LOS NIÑOS ATENDIDOS POR PERSONAS INADECUADAS
Siendo el niño una criatura en pleno desarrollo, es importante no permitir que su cuidado quede a cargo de personas irresponsables, descuidadas o francamente crueles.
Una forma de falta de apoyo es permitir que al hijo lo cuiden personas que carecen del mínimo interés para atender niños.
Esto se observa particularmente cuando las sirvientas o «nanas» son las encargadas de la mayor parte de la «educación» del pequeño, ya que ambos padre se hallan trabajando. Las sirvientas o «nanas» no debe ser las encargadas de algo tan delicado e importan te como la atención de niños ajenos. Es posible que a los propios los cuiden bien, pero con los ajenos las cosas cambian. Es, en la mayoría de los casos, mejor dejar a los niños en una estancia infantil o «guardería» que con la servidumbre.
La muchacha o señora del servicio pude querer al niño y ser especialmente cuidadosa con él; sin embargo, esto crea otro problema, ya que el niño se encariña con esta persona que se convierte entonces en una madre Sustituta y se llega a dar el caso de que el niño le diga «mamá». Las consecuencias pueden ser desastrosas, ya que el niño no sabe realmente quién es su madre y llega a, angustiarse y sufrir mucho cuando se le priva de la compañía de su mamá supuesta.
Las madres que trabajan y, por lo tanto tienen que dejar a sus hijos a cargo de otras personas, deben cuidar mucho a quién dejan esta responsabilidad tan grande. Por otra parte, los parientes pueden ser buenos sustitutos para estas actividades. Existen abuelas muy responsables y cariñosas con los nietos y representan una buena opción. A veces, puede ser una tía u otro pariente.
En ocasiones, sin embargo, ni siquiera uno de los padres es buena compañía para el hijo. Se trata, por ejemplo, de situaciones en las que el padre (o la madre) es drogadicto.
EL NIÑO TIENE SU PROPIO RITMO DE AVANCE
Existe falta de apoyo para el niño cuando se le exige demasiado para su edad y grado de desarrollo.
Los padres quisieran que su hijo aprendiera rápidamente muchas habilidades, desde controlar el hábito para hacer
pipí o «popó», hasta aprender a caminar o a hablar.
Cada una de estas destrezas requiere su tiempo; no se pueden violentar y tampoco es justo que al niño se le exija su dominio cuando aún no se encuentra preparado para ello. No es aceptable que se le castigue por no obedecer a órdenes tales como»Quiero que orines en este momento», «Ya debes comer con cuchara» «Camina sin necesidad de que te tome de la mano» y otras cosas por el estilo.
Es muy diferente alentar al niño para que poco a poco vaya logrando aprender y controlar toda esta serie de actividades que parecen sencillas (ya que los adultos las practican diariamente), pero que para los niños constituyen verdaderas proezas. En estos casos, el aliento y aprobación de los padres es indispensable para que el niño logre progresar normalmente en su desarrollo.
Esto comprende todas las destrezas nuevas. Son particularmente significativas el aprender a gatear y luego a caminar; el hablar; Posteriormente, el jugar y dominar triciclo, patines, bicicleta, los juegos de mesa, el salto con la cuerda y los juegos de grupo (futbol).
En otro terreno, también muy importante, se hallan las actividades escolares, desde el jardín de niños o antes; luego la escuela primaria y la secundaria. Se incluye también a las actividades artísticas, tales como pintura, música, danza y las experiencias deportivas adicionales a las aprendidas en la escuela; por ejemplo: nadar, excursionar, acampar y en general muchas otras actividades.
Para todas ellas se requiere paciencia por parte de los padres, ya que los niños, aunque curiosos e inquietos, no aprenden al ritmo que quisieran los adultos. Cada una de estas actividades implica un esfuerzo enorme del niño y por eso es tan importante el apreciarlo en todo lo que vale. Las expresiones como «Bravo hijo, cada vez lo haces mejor » «Ahora te falló, pero la próxima lograrás hacerlo», «Tú puedes, hijo, inténtalo otra vez» y tantas otras semejantes, son medios para apoyar y estimular las habilidades que el niño aprende a conseguir.
Los padres deben prestar mucha mayor atención lo que el hijo hace bien y recalcarlo y no a lo que hace mal.
Esto no quiere decir que si existe alguna perturbación en el control normal de las actividades que el niño ya debería dominar, se pase por alto. ¡No! Ya que pude tratarse de alguna deficiencia en el control muscular o en la vista u otra situación que requiera la atención del pediatra.
Las tareas escolares necesitan de la participación de los padres, ya que la escuela es una parte muy importante de la educación de los niños; pero debe ser apoyada por los padres. Se requiere, en ocasiones, paciencia de santo para ayudar a hacer los ejercicios y las tareas en general.
Los tiempos han cambiado y los métodos que los padres aprendieron para estudiar matemáticas, por ejemplo son muy diferentes ahora y eso crea inquietud y a veces desesperación.
Es muy importante que los padres se percaten de que cada niño es diferente, aun entre hermanos, aunque sean gemelos. Por eso, la capacidad y velocidad de aprendizaje no son uniformes. Lo que a un niño le puede costar cuatro semanas de aprendizaje, otro lo asimilará en el doble de tiempo. Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje que debe ser respetado. Por otra parte, cada niño nace con ciertas capacidades latentes y también con ciertas limitaciones.
Algunos podrán ser muy hábiles para los deportes, mientras que otros, tendrán aptitudes musicales.
No es conveniente forzar a los hijos, sino identificar sus posibilidades y capacidades y alentarlos en todo lo necesario.
Dentro del apoyo que se le otorga al niño, se encuentra la enseñanza, por parte de los padres, de la manera como habrá de cuidarse así mismo. Este es un aspecto muy importante, ya que el niño puede aprender a identificar las situaciones de peligro, y la manifestación de una educación adecuada es la capacidad del niño para
No se trata de cuidarse cada vez mejor así mismo. No se trata de dejarles toda la responsabilidad de su persona, ya que los niños son por naturaleza irresponsables, sino facilitarles los medios para que puedan apartarse del peligro.
Los niños se comportan como niños, pero no son tontos y pueden aprender muchas cosas.
El papel de los padres es proporcionarles todos los medios posibles para que adquieran cada vez una mayor experiencia, que conozcan muchos lugares y personas, que aprendan a relacionarse con los demás. Todo esto les permitirá crecer y avanzar en todos los aspectos importantes que forman la personalidad y el desarrollo físico y emocional.
Es indudable que para lograr esto se requiere la participación directa de los padres. No pueden ser sustituidos por nadie. El tiempo que realmente se dedica a los hijos es un tiempo bien empleado; que requiere paciencia, sin duda, pero vale la pena.
La tarea de ser padres es una de las más trascendentes en la sociedad y como oficio, es muy pesado, ya que no hay vacaciones, días libres, salario, pensión ni retiro, espero que te haya servido esta articulo que habla de los bebes niños recién nacidos, esta reflexión me la han explicado mis amigos pediatras y expertos en la salud de ellos un saludo tu amiga Ana Vegana.