El Padre Hembra la Madre Macho analisis de los roles en la familia

EL PADRE-HEMBRA analisis explicado facilmente de los roles en la familia

Este artículo que escribo aqui en mi blog no se refiere a algún cambio de sexo o algo por el estilo. Se trata de la modificación en los  papeles o «roles» que tradicionalmente lleva tanto el padre como la madre.

Varios de los patrones actuales son muy útiles, ya que permiten la permanencia de la sociedad civilizada.
Otros, en cambio, son inadecuados y deberían rechazarse.

El papel de Padre y el de Madre son de los más antiguos y en nuestra cultura tienen ciertas características.
Algunas muy positivas; otras, en ocasiones inadecuadas.

Pero, en general, es bueno que haya «reglas del juego», tanto para los propios padres como para sus hijos.

Cada papel de Padre o de Madre, tiene sus peculiares características y ninguno es más importante que el otro desde el punto de vista social.

No es más valioso un hombre que una mujer o viceversa, solamente por su sexo, hay, sin duda alguna, hombres particulares que son más valiosos en algún campo en comparación con las mujeres. Lo mismo puede decirse de la situación opuesta.

Las funciones o actividades del Padre y de la Madre son diferentes, pero importantes por igual, para ciertas etapas de la vida infantil, el papel de la madre es vital.

El niño no vive si no es, con la protección y cuidado de su Madre (o de quien cumpla ese papel). Cuando los niños son mayores, la participación del Padre es más evidente.

El Padre es la representación del poder, la disciplina, las normas. Es la cabeza del hogar (Sin menospreciar
la participación de la mujer). No existe aún en nuestra sociedad actual (y eso que ya estamos en el siglo XXI), igualdad en los derechos en cuanto sexos.

Es posible que dentro de varios años la situación cambie y sean menos notables las diferencias entre los roles de Padre y Madre.

El Padre es entonces el sustento y la fuerza fuera del hogar. La Madre es la representante del cariño, la comprensión y el cuidado para los niños. Es la reina del hogar. Es la «señora de la casa» con todas las prerrogativas que ello implica. También, claro, de las obligaciones.

La referencia al Padre-Hembra se basa en la sesión que este haga de su papel dominante y de guía principal en el hogar. Es rehuir esa responsabilidad y carga en cuanto a normas de conducta y medidas disciplinarias. El padre tiene el derecho de ejercer su autoridad.

De hecho es también una obligación. La autoridad del Padre, por supuesto debe ser racional y encaminada a proteger y guiar a los hijos, es potestad del mismo. Su papel en este caso es claro, dicta las normas generales manera de comportamiento, establece la manera como la familia va a organizarse; sobre todo en aspectos de socialización (escuela, participación de los niños en las tareas de la casa y actividades sociales).

Esta actuación del Padre en relación con los hijos puede ser directa o indirecta, a través de la madre. La autoridad del padre y a veces también su cariño dependen en gran parte de la conducta de cada hijo del mismo niño en diversas circunstancias, mientras que el amor de la madre es menos condicional.

El Padre como juez es más imparcial que la Madre, a la cual (generalmente) el afecto la «ciega un poco».
Tiende a ser más tolerante y comprensiva. El padre, más «duro» y menos indulgente.

LA CESIÓN DE LA AUTORIDAD PATERNA

El Padre-Hembra considerado desde mi punto de vista es aquel que cede a la Madre toda la autoridad y/o poder, en muchas ocasiones, dichos atributos le son arrebatados por su esposa.

O también puede ser un hombre débil, con una pareja dispareja, es decir con una mujer muy poderosa. Entonces no hay equilibrio.

La otra posibilidad es que el Padre no desee tener dificultades con sus hijos y (en consecuencia) o por consiguiente se convierte la persona tolerante en exceso.

Es complaciente, no castiga, no regaña; tampoco da ordenes, quiere tener imagen de buena persona. Es el «chico bueno de la película» por así decirlo. Es el personaje inolvidable, del que siempre se tienen buenas impresiones; no como a mamá, que puede ser la «mala».

Este tipo de Padre «amigable», «bondadoso» «buena onda» y siempre de buena cara para sus hijos, es una figura inconveniente al delegar la responsabilidad en su esposa, en ocasiones  aunque no lo crean, el Padre se convierte en un hijo más para la madre, ES EL HERMANO MAYOR DE SUS PROPIOS HIJOS.

Es conveniente aclarar que la amigabilidad y tolerancia de un Padre no son errores de educación. El error se da cuando estas características sustituyen a las de autoridad y disciplina.

De hecho, un Padre que se asemeja a una figura ideal sería aquel que comparte con sus hijos muchas actividades, incluyendo juego, pero que además sabe imponer su autoridad y es respetado, cumpliendo con su rol de Padre.

EL PADRE «CAPITÁN DEL BARCO»

El Padre es el «capitán del barco». La autoridad no puede ser delegada, aunque si compartida, en este caso con la esposa. Es una responsabilidad que no se puede dejar en manos de otros. El niño tiene dos figuras significativas: su Padre y su Madre y no se le debe privar de esos dos modelos.

De esta forma, el padre que es débil, o que quiere tener una sola imagen para sus hijos de «bueno», está rechazando una obligación. Con ello deja en los hombros de la esposa la carga en la administración de la justicia dentro de la casa. Esto es claramente una injusticia.

Tan malo es proporcionar a los hijos la imagen de un padre que sea el «ogro» a quien se le teme y por ello se le rehúye; como el darle la otra imagen de padre casi santo que nunca regaña ni impone su autoridad.

Los cuentos para niños presentan estas dos figuras diametralmente opuestas: La del ogro malo especialmente
con los niños y la del encantador príncipe lleno todo de cualidades.

Una familia organizada de manera tal que el Padre ha cedido su derecho a ejercer la autoridad que le corresponde (o se la ha quitado la esposa) queda bajo las riendas de la mujer. Ella es quien determina qué hacer o no en la familia.

Ella da los permisos e impone las reglas, también aplica los castigos.

El Padre evade sus responsabilidades: es solo un testigo y en ocasiones-hasta un cómplice de la mala
conducta de su hijo. Lo encubre para que no sea castigado por la madre. Se crea una alianza entre el niño y
su padre ara enfrentarse o defenderse de la madre mala»

El Padre queda con una imagen intacta de bondad y amor para con sus hijos. Pero es solo apariencia, ya
que en el fondo los niños rechazan el tipo de imagen que su padre muestra. De hecho, necesitan un padre
fuerte, capaz, «sabio», que merezca ser respetado e imitado.

EL REY DESTRONADO

Dejar que la Madre se encargue por completo de las normas en la casa es abdicar una responsabilidad; es como un rey destronado o que ha cedido su trono a su esposa. O como si el capitán del barco fuese sustituido innecesariamente por su primer oficial.

Esto provoca confusión en el niño, ya que invierte los papeles que conoce de la sociedad en la que le ha tocado vivir.

Que pueda esto cambiar o que deba cambiarse, es una cuestión que se debate desde ya hace mucho año; sin embargo, la situación actual, hoy en el Siglo XXI, mantiene una diferencia importante en los patrones de comportamiento del Padre y de la Madre.

Cuando el Padre cede su autoridad a la esposa, quiere que la educación que ella proporcione sea perfecta. Si las cosas salen mal seguramente fue culpa de ella.

Si pasa algo malo, ella es la responsable por haber dado el permiso de dejarlo salir a fiesta o algo similar.

En cambio, si las cosas marchan bien, entonces el crédito se lo quiere adjudicar el Padre. Considera que su
estrategia fue buena y que ha sido mejor no participar.

Es la filosofía de «mucho ayuda quien no estorba». El problema es que él necesita participar aunque «estorbe».

El Padre quiere, en estas condiciones, que la madre le entregue al cabo de varios años a unos niños sus hijos bien educados, buenos muchachos, responsables y estudiosos.

El depositó su confianza en ella y por tanto, ella tiene el compromiso de quedar bien con el.

¡Qué cómoda situación! De esta forma, el padre no arriesga nada y quiere todo. En el caso de que los niños no resulten todo lo atractivo como el Padre deseara, entonces reclama a la madre su mala educación la recrimina por su falta de habilidad para educar a sus hijos (de él). En tales condiciones, la mujer queda como el cohetero: es decir no satisface a nadie.

PROBLEMAS DE IDENTIFICACIÓN SEGÚN EL SEXO

La repercusión que esta situación  de padre-hembra tiene sobre los hijos es muy importante, ya que se presenta invertido el patrón culturalmente aceptado en nuestra sociedad, de la mujer como Madre y el  hombre como Padre.

E hijo varón requiere una figura masculina importante con la cual relacionarse e identificarse, especialmente durante las diversas fases de su desarrollo emocional.

Para el hijo es difícil también asimilar los valores morales de un Padre débil a quien más bien desprecia o mira con compasión y enojo por haber permitido ser destronado.

La niña, por su parte, tendrá dificultades para aceptar la situación de su padre; un hombre débil es poco digno de respeto y es posible que trate mal a los hombres o intente, por el contrario, hacer fuertes a muchachos débiles con los que se relacione.

El contacto con la Madre es también difícil, ya que se trata de una mujer fuerte o que parece ser fuerte por el poder que su pareja le ha concedido.

Los roles sociales que la niña observa son diferentes a los que ve en su casa y eso le causa desconcierto.
De ahi la importancia de que los padres mantengan un justo equilibrio en sus papeles sociales y no se dé la contraposición o el traslape de «puestos».

Las funciohes de ambos son muy significativas para los hijos, los cuales tienen el derecho de recibir, en su educación, un modelo conveniente de lo que signitica ser Padre y ser Madre.

LA MADRE-MACHO

El Foma la contraparte de la situación precedente, del hombre que no ejerce el rol socialmente aceptado.

La Madre-Macho es la que toma las riendas de la casa.

El hogar y la vida familiar son gobernados completamente ella, el padre tiene un papel decorativo o insignificante aun cuate aun cuando vivan en la misma casa.

Esta situación de una Madre fuerte y un Padre débil no conveniente para la educación de los hijos, ya que
proporciona un modelo incongruente con los patrones sociales actuales. Hay parejas que viven así y les satisface su situación. Pero ya, al ser Padres, esto se complica y provoca confusión entre los hijos.

La relación de este tipo (Padre opacado-Madre muy poderosa) se puede deber a que Papa ha cedido su derecho o simplemente se niega a tomar la responsabilidad y el mando; o puede tratarse de un hombre «normal»,
pero cuya esposa es en extremo dominante. Se entabla así una lucha por el poder y, en muchas ocasiones, gana la mujer.

EL DOBLE PAPEL DE LA MADRE SOLA

Puede darse la Madre-Macho como algo esperado, cuando no existe un Padre. La madre soltera (o viuda o divorciada… tal vez abandonada) tiene que desempeñar: los dos roles: el de Padre y el de Madre.

En nuestra cultura parece que el hombre tiende ser muy dominante; sin embargo, en muchas ocasiones,
esto es sólo apariencia ya que en el fondo la mujer es la que controla al hombre, cuando menos en lo que respecta a la casa y los hijos.

No se trata de indicar que uno debe dominar al otro miembro de la pareja. Un capitán de barco no domina a su tripulación;  mas bien la guía.

Así, en el hogar, alguin debe tomar la batuta para dirigir. La cooperación entre los padres es muy útil. Muchas decisiones pueden tomarse conjuntamente, entre los dos.

Existen, no obstante, situaciones en que predominar uno de los criterios (por costumbre y tradicion) el del hombre es el que impone, sin que ello reste valor a la condicion de Mujer, Esposa y Madre.

Si bien la sociedad actual cambia con gran rapidez y parte de sus modificaciones se observan en los roles familiares
«tradicionales» del hombre y la mujer y en consecuencia en los de Padre y de Madre. Persisten, no obstante, ciertos patrones de conducta a este respecto, tampoco se pretende que uno de los sexos valga más que el otro o que sea superior.

Para los niños es necesario y sano para su educación, que la vida de sus padres sea congruente con la vida social en la que se desarrollan. Otras culturas son diferentes a las nuestras en y en ellas, los patrones de educación son diferentes, porque así es adecuado para los niños.

La preparación de un niño para la vida independiente que va a tener de adulto, significa enseñarle la realidad del mundo que le ha tocado vivir, con todas las ventajas y limitaciones de ese estilo de vida.

El problema en la situación de la Madre-Macho no es tanto que la mujer se haya elevado de su posición inferior tradicional, sino que con ello ha rebajado la posición de su compañero y padre de sus hijos.

Más que una lucha entre los sexos, se pretendería que para la función de padres existiera una cooperación entre ambos. Así como para tener un hijo se requiere, desde el punto de vista físico, la participación de un hombre y una mujer, lo mismo se aplicaría a la educación.

Cada miembro de la pareja tiene su parte que aportar, Son complementarias las funciones del padre y dela madre. Uno de ellos aporta algo; el otro, la otra parte. Las dos colaboraciones son importantes. Se equilibran entre sí e influyen favorablemente en los niños. El respeto a ambos sexos es algo que los niños aprenden cuando existe esta cooperación entre los padres

 

LOS ROLES CAMBIADOS

La Madre -Macho puede deformar mucho a sus hijos, ella es tan fuerte que quiere que sus hijos (todos o solo alguno de ellos) sean tan fuertes como ella o pretender serlo.

Exige mucho en cuanto a actividades escolares deportivas o artísticas. En ocasiones ofrece la agresión franca. Es la madre que prefiere que sus hijos inicien una pelea, que «no sean dejados o que no se dejen».

Que inculque a los niños que «más vale arrebatar, que ceder algo», Es la Madre peleonera con sus vecinas y amigas y  -por supuesto- con las personas extrañas es la que le decimos aquí en México la «madre revoltosa».

Los hijos se avergüenzan de esta conducta y la reprueban, pero no pueden rebelarse ante ella por ser débiles y no tener el apoyo del Padre, ni de otros miembros de la familia.

Esta puede ser una mujer que se mete no solamente en la vida de su propia familia, sino también en la de quienes la rodean. Es tan fuerte, que influye en las decisiones de sus parientes o familiares e inclusive cuando llega a ser abuela, sigue controlando la vida de sus hijos y la sus nietos.

Se dice «no es que fuera arisca, sino que la hicieron, en ocasiones, esta Madre-Macho lo es, porque fue una niña maltratada, aprendió que para vivir tenía que luchar intensamente, sobreponerse a todo y a todos, tenía que pelear para sobrevivir.

Es una mujer que merece compasión; ha sufrido mucho, aunque también hace sufrir, Ahora, no se trata de presentar a la Madre-Macho como lo peor y al Padre como la víctima. De hecho, «Dios los cría y ellos se juntan» es decir, se complementan. Si en dado caso la pareja se separara, lo más probable es que el hombre buscara otra mujer de las mismas características (mujer dominante y abrumadora).

La hija tiene como modelo a una mujer que degrada y odia al hombre. Si esta sigue aquel patrón, sus relaciones con los hombres serán inadecuadas y frustrantes para ella y ellos. En el caso de que no copie la conducta de su madre, sino la opuesta, se sentirá incómoda a no poder identificarse adecuadamente con la figura femenina representada por su progenitora.

La Madre-Macho crea, en ocasiones, una verdadera tiranía dentro de su casa de tal manera que no solamente su esposo se halla completamente bajo su dominio, sino también sus hijos en un grado máximo. En la casa no se hace nada a menos que exista la autorización expresa de la madre. No hay libertad. Todo mundo, hasta el perro, tiene que cumplir con los mandatos de la tirana.

La madre «Super Mujer» puede ser, además, muy destructiva en relación con su esposo. Aprovecha cuanta ocasión u oportunidad tiene para humillarlo. Se burla de él delante de los hijos y de otras personas. Lo insulta y critica diariamente. Recalca todas las imperfecciones y defectos que tenga. Con ello, su figura de madre se hace más poderosa y la de él, como padre, se empequeñece.

Esto es, por supuesto, un modelo inconveniente para los hijos, sean varones o mujeres. El Padre que es un «Don nadie» -según la esposa- y es visto con compasión (y rechazo) por sus hijos. Le critican la sumisión que muestra ante la esposa.

LA AMBIVALENCIA DE LOS HIJOS

Se crea en los hijos desconcierto y ambivalencia; es decir, quieren a su padre por ser eso simplemente:
Su Papá; pero, a la vez, rechazan la forma como él se comporta en el matrimonio y como responsable del hogar (que debería ser).  Esta ambivalencia se observa también hacia la Madre.

Los hijos no saben a ciencia cierta qué conducta tomar. No quieren tomar partido por ninguno de los dos.

A veces tienen que aceptar obligadamente las indicaciones de la Madre, las cuales pueden referirse hasta a detalles mínimos, tales como la manera de saludarla al legar de la escuela.

La imprecisión y debilidad que el padre muestra hacen que el niño no quiera parecerse a ėl. El pequeño quiere ser fuerte, aventurero, tal vez descubridor de algo. Tiene energía de sobra y entusiasmo. El contraste con su padre es enorme. El niño quiere vivir, mientras que el padre vive apenas; es casi como una sombra sin vida.

La situación de los padres con papel invertido (el débil; ella, fuerte en extremo) crea diversos problemas para los hijos. Uno de ellos es el de identificación sexual con el padre del mismo sexo, ya que la imagen que existe no es bien vista por el hijo o la hija. Pero a la vez existe el afecto natural de los pequeños hacia sus padres, tengan estos los defectos que sean.

Una fantasía normal de los hijos es que sus padres Son las personas más buenas, sabias y encantadoras que existen. Esta fantasía dura poco tiempo y es sustituida por la realidad. Aunque en ocasiones esto es llevado otro extremo: considerar los hijos, que sus padres son lo peor que existe (uno o ambos).

En la realidad no son lo uno ni lo otro. Todos padres comparten actitudes y características positivas y negativas.

No hay nadie que sea perfecto. Así que no hay que preocuparse por la perfección; no es tarea del ser humano lograrla. Lo que sí es importante es que si usted es una Madre-Macho, terriblemente dominante, busque la forma de ser tolerante y comprensiva. Comparta con su esposo el hogar y si el que esta leyendo este articulo es un hombre comparaselo con su esposa. Ser comprensiv@ no disminuye el valor de ser Madre o Padre.

Esto será útil a sus hijos, a su marido o a su esposa y por supuesto a usted mism@ o en el caso de que este leyendo esto el Papa pues viseversa es importante saber los roles en la familia que ocupamos cada uno de nosotros saludos su amiga Ana Vegana.

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